Nos unió el azar. El día que alquilamos el local, estábamos en plena faena de limpieza, y se nos acercó ella. Se acercó para saber qué negocio abriríamos. Le contamos de nuestra propuesta, y nos preguntó:
" ¿Tienen repostera?" . Enseguida nos pusimos en contacto. A partir de allí desfilaron budines, galletas , dulces, cosas riquísmas, ideas y una buena onda muy especial. Hoy es parte de nuestros amigos más allá de las maravillas que salen de sus manos. Samay, es encuentro. Un tantanakuy de gente que tiene una energía especial. No todo son coincidencias. Gracias Chynthia.